jueves, 29 de agosto de 2013

Segunda clase

No hay una sola verdad -hay muchas voces-, la única de la que se puede hablar es la realidad que compartimos (la constante que compartimos).

Individualmente, todo lo pensado y todo lo vivido es real, son las cosas que vamos construyendo. En el momento que lo real de uno tiene contacto con lo real de otro, pues ahí se construye lo irreal. Por eso las imágenes, en su sentido idóneo, nos permiten dialogar, crear una armonía, una comunidad. Pero es importante considerar que, desde el momento que hay imagen, hay manipulación de ella.. Al nacer la capacidad de representar, también nace la voluntad de dominar y es en ese contexto que, hoy por por hoy, nos hayamos invadidos mediáticamente; todo ello, inevitablemente, llamándonos a asumir responsabilidad como artistas frente a qué clase de cosas creamos.

Lo real se da hasta el punto en el que tenemos capacidad de entender – hacer nuestro – el entorno en el que nos desarrollamos (hasta dónde llega tu alcance de lo que está pasando). Lo real se escapa hasta que queda registrado, ahí queda plasmada nuestra subjetividad y lo real se acaba, deja de ser nuestro y queda a disposición del espectador.

Modernidad --- Se difundió la confianza de que se puede mejorar las cosas.

Teóricamente hemos avanzado de esa época a lo contemporáneo, pero, en la práctica, todo sigue estático porque existe esta tendencia a volver al pasado, no se le está dejando ir del todo.

Pos-modernidad --- Romper con lo establecido y crear bases nuevas. Creamos nuestra propia realidad partiendo de cómo concebimos el mundo. La verdad no es una, somos libres de crearla.

La fotografía nos habla de un instante que ya no está, pero permite que este se reformule en irrealidades infinitas para el espectador.

Estamos mediatizados por las imágenes. Lo real – nuestras vidas- ha sido mediatizado.
El teatro se presenta como la mentira anunciada, el espectador sabe la ilusión a la que se expone. El espectáculo, por otra parte, busca introducirse como parte de lo real, no  nos permite tomar distancia y nos recalca, de forma embelesadora, que podemos formar parte de ello. El caldo de cultivo del capitalismo termina por ser la confusión,  ante esto, es importante reconocer que, aquel que la genera conoce bien la realidad en la que se desenvuelve y qué partes de ella dosificar para que  el engaño se consume con la verosimilitud necesaria para que el adormecimiento siga.

Mimesis --- Imitación de la realidad.

Hoy por hoy la mimesis idónea de las imágenes se halla tergiversada en ubicuidad, es decir, el que la recibe pierde certeza y ahora considera el hecho de que la creación es casi omnipresente.















El prestidigitador - Hieronymus Bosch / 1502
(óleo sobre tabla, 53 x 65 cm)

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