No hay una sola verdad -hay muchas voces-, la única de la
que se puede hablar es la realidad que compartimos (la constante que
compartimos).
Individualmente, todo lo pensado y todo lo vivido es real,
son las cosas que vamos construyendo. En el momento que lo real de uno tiene
contacto con lo real de otro, pues ahí se construye lo irreal. Por eso las
imágenes, en su sentido idóneo, nos permiten dialogar, crear una armonía, una
comunidad. Pero es importante considerar que, desde el momento que hay imagen,
hay manipulación de ella.. Al nacer la capacidad de representar, también nace
la voluntad de dominar y es en ese contexto que, hoy por por hoy, nos hayamos
invadidos mediáticamente; todo ello, inevitablemente, llamándonos a asumir
responsabilidad como artistas frente a qué clase de cosas creamos.
Lo real se da hasta el punto en el que tenemos capacidad de
entender – hacer nuestro – el entorno en el que nos desarrollamos (hasta dónde
llega tu alcance de lo que está pasando). Lo real se escapa hasta que queda
registrado, ahí queda plasmada nuestra subjetividad y lo real se acaba, deja de
ser nuestro y queda a disposición del espectador.
Modernidad --- Se difundió la confianza de que se puede
mejorar las cosas.
Teóricamente hemos avanzado de esa época a lo contemporáneo,
pero, en la práctica, todo sigue estático porque existe esta tendencia a volver
al pasado, no se le está dejando ir del todo.
Pos-modernidad --- Romper con lo establecido y crear bases
nuevas. Creamos nuestra propia realidad partiendo de cómo concebimos el mundo. La verdad no es una, somos libres de crearla.
La fotografía nos habla de un instante que ya no está, pero
permite que este se reformule en irrealidades infinitas para el espectador.
Estamos mediatizados por las imágenes. Lo real – nuestras
vidas- ha sido mediatizado.
El teatro se presenta como la mentira anunciada, el
espectador sabe la ilusión a la que se expone. El espectáculo, por otra parte, busca
introducirse como parte de lo real, no
nos permite tomar distancia y nos recalca, de forma embelesadora, que
podemos formar parte de ello. El caldo de cultivo del capitalismo termina por
ser la confusión, ante esto, es
importante reconocer que, aquel que la genera conoce bien la realidad en la que
se desenvuelve y qué partes de ella dosificar para que el engaño se consume con la verosimilitud
necesaria para que el adormecimiento siga.
Mimesis --- Imitación de la realidad.
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